La escultura -un arte material un tanto eclipsado por el culto a la imagen artificial- busca nuevas maneras de existir, y esta exposición es un hurgar en el reciente pasado de nuestra actual prosperidad para presentar el desolador paisaje mental post industrial al que hemos llegado. Pocas veces el continente -este tétrico edificio de la Neomudéjar- y el contenido -esta tortuosa exposición- han estado más hermanados: hasta formar juntos una gigantesca instalación inusitada, algo único que merece ser visitado. la palabreja viene del griego a+topos, sin lugar, desubicado. Lo átopos es aquello que se sustrae a la actual cultura del constante igualar, representa la negatividad, conduce por una senda no transitada, dice este artista de 37 años que lleva desde los veinte intentando abrirse camino. Explica que esta exposición nace especialmente de frecuentar espacios abandonados, lugares donde se respira cierta paz extraña, congelada en el tiempo, que hace que uno se sienta “fuera de lugar”. Las ruinas antiguas o modernas son el lugar perfecto para la contemplación y la reflexión, refugio donde experimentar el desarraigo y la atemporalidad. Nos confrontan con la decadencia, con la vida y la muerte, con el paso del tiempo, con el desastre. Sin otra razón de ser que la de ya no ser, quien las busca, o las encuentra, tan solo puede paladear la sobriedad de la nada. Terrenos baldíos, ruinas modernas, construcciones inacabadas, espacios residuales; todos ellos invitan a la reflexión sobre el concepto de estar “fuera de lugar”. Les costará encontrar la entrada y no se creerán lo que van a ver tras el umbral. Cualquier parecido con un museo o una sala de exposiciones sería eso, apenas coincidencia. Le recibirá un pórtico que de ruina griega evoluciona a pastiche rosa, y a partir de ahí piezas pequeñas y grandes que mezclan tres...
The post ‘Átopos’, inmersión en lo no transitado appeared first on Periodista Digital.