Una obra maestra. El asesinato de Ismail Haniyeh, líder máximo de los terroristas de Hamas, pasará como un hito a los anales del espionaje mundial. Ejecutado en el Teherán, en el corazón de Irán y ante las barbas de los feroces ayatolás. Porque no fue un misil o un fulminante ataque aéreo lo que acabó con Haniyeh. La bomba había sido escondida aproximadamente dos meses antes en la acorazada casa de huéspedes iraní. La casa de huéspedes es administrada y protegida por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y forma parte de un gran complejo, conocido como Neshat, en un barrio exclusivo del norte de Teherán. Haniyeh estaba en la capital de Irán para la toma de posesión del nuevo presidete. La bomba fue detonada de forma remota, una vez que los agentes israelíes confirmaron que él máximo jefe terrorista dentro de su habitación. La explosión también mató a un guardaespaldas. Todo con inusitada ‘limpieza‘. La bomba sacudió el edificio, rompió algunas ventanas y causó el colapso parcial de una pared exterior, según miembros de la Guardia Revolucionaria. Haniyeh, quien había dirigido la oficina política de Hamás en Qatar, se había alojado en la casa de huéspedes varias veces cuando visitaba Teherán. Según reporta este sábado 3 de agosto de 2024 el periódico británico The Telegraph, el Mossad contrató para la operación a agentes de seguridad iraníes. El plan original, al parecer, era asesinar a Haniyeh cuando visitara Irán para asistir al funeral del expresidente iraní Ebrahim Raisi en mayo. Sin embargo, la operación no se ejecutó debido a la alta probabilidad de fracaso y la gran cantidad de personas dentro del edificio, pero las bombas quedarón listas e instaladas. Según The Telegraph, dos agentes colocaron dispositivos en tres habitaciones de la casa de huéspedes. Añade que los ‘contratados‘...
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