Induce al error decir que el PSOE ‘toca fondo‘, porque los socialistas son muy capaces de ponerse a escarbar, para hundirse más profundo en la basura. Se percibe desesperación y cuando eso se mezcla con chabacanería, torpeza y estupidez, como acaba de dejar patente Óscar López con su ‘whiskygate‘, el chapoteo en el lodazal está garantizado. En un giro hacia lo esperpéntico, el flamante secretario general del PSOE de Madrid y ministro para la Transformación Digital, de Sánchez ha decidido inaugurar su de por si complicada peripecia política en la capital de España con una serie de sucios ataques personales contra Miguel Ángel Rodríguez, alias MAR. La rastrero estrategia de López, quien no es precisamente una eminencia, revelan más sobre la precaria situación de su partido que sobre sus aparentes objetivos. En una rueda de prensa que pasará a la historia por su falta de decoro, López ha acuñado el término «whiskygate» para referirse a MAR, jefe de Gabinete de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. Este ataque ad hominem, lejos de dañar la imagen de MAR o de la propia Ayuso, ha puesto de manifiesto la desesperación y la escasa talla política del nuevo líder socialista en Madrid. López, un político de 51 años cuya carrera se ha desarrollado íntegramente dentro del aparato del PSOE sin exito reseñable en su modesto curriculum, parece haber olvidado que la política requiere algo más que insultos y acusaciones infundadas. El contexto de estas declaraciones no podría ser más desfavorable para los socialistas madrileños. Las encuestas siguen dando una ventaja aplastante a Ayuso, que podría incluso ampliar su mayoría absoluta en cuanto se convoquen elecciones. Ante este panorama, la estrategia de López parece ser la de generar ruido mediático a cualquier precio, aunque sea a costa de su propia credibilidad. Ha salido Óscar López...
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