La novela de Carmen Laforet fue famosísima en las dos primeras décadas del franquismo, y luego junto a su autora fueron olvidadas y casi despreciadas por la intelectualidad progre. Esta recuperación dramatizada es excelente, potencia sus virtudes y disimula sus carencias. Solo tiene un defecto, su textualidad escénica la lleva a durar tres horas. Nada es la primera novela de la joven barcelonesa Carmen Laforet (1921-2004) e irrumpió inesperada entre las dificultades de la posguerra, una de las obras literarias más significativas del pasado. Se trata de una narración existencialista por su angustia ante la vida, romántica por su ingenua protagonista de 18 años, truculenta por su trama, y accesible por su tamaño y su escritura simple, y fue un éxito de crítica y público instantáneo. En 1942 había aparecido ‘La familia de Pascual Duarte’, de Camilo José Cela, y juntas representarán al realismo tremendista, una corriente literaria y artística de esos años caracterizada por exagerar los aspectos más crudos de la vida pero sin meterse en honduras políticas, eso se lo dejaban a los del realismo social. Ambientada en Barcelona en los meses siguientes al final de la guerra civil, cuenta la historia de Andrea, una jovencita que retorna a la casa familiar para ir a la universidad y se encuentra con que sus tíos Román, Juan y Angustias son personajes mezquinos y malvados, con que su abuela está ya muy viejecita aunque sigue siendo un amor con ella, todos viviendo juntos y con otras dos mujeres bien distintas, en un ambiente familiar disfuncional, horrible. Juan es un fracasado que maltrata a su mujer Gloria, que fue antes novia de Román y por lo que este la odia, y Angustias es una solterona frustrada, beata atormentada por relaciones pecaminosas, que intenta dominarla a toda costa. Mientras va descubriendo la...
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